El 8 de marzo de 1960, el director general de la UNESCO hizo un llamamiento mundial para la salvaguarda de los monumentos de Nubia. Y es que la construcción de la Alta Presa iba a provocar que muchos monumentos quedaran sepultados por el agua.

La mayor parte de los templos de Nubia fueron trasladados a nuevos emplazamientos.

A pesar de los incansables esfuerzos, algunos templos no pudieron ser salvados y fueron tapados por el lago Nasser, uno de los lagos artificiales más grandes del mundo; llega hasta la frontera con Sudán, donde se lo conoce como lago Nubia.

Hoy en día el lago Nasser es un sitio turístico rodeado de grandes monumentos.

 

¿Qué hacer en el lago Nasser?

Una de las mejores opciones para visitar el lago Nasser es coger el crucero hasta Abú Simbel.

Se halla a diez minutos a pie del barco. Allí está uno de los templos más fantásticos de Egipto: el templo de Ramsés II.

A diferencia del crucero por el Nilo, el viaje en barco por el lago Nasser es más tranquilo: visitarás sobre todo templos pequeños, mucho menos concurridos, en medio de paisajes bellísimos de agua y desierto.

Te recomiendo conocer los templos siguientes.

¿Qué templos de Nubia visitar?

 

Historia de Nubia

Nubia fue una de las regiones más importantes del Antiguo Egipto. Se la conocía como el «País de Kush», lugar de paso para llegar hasta Punt (actual Etiopía).

Hoy solo guarda su antiguo nombre, pues la mayor parte de su territorio fue anegado por las aguas del lago Nasser.

Estos son los templos sumergidos y donados.

No obstante, desde mediados de los años noventa se ha vuelto a visitar Nubia, a través de los cruceros turísticos que hacen la ruta Asuán-Abú Simbel o viceversa.

La historia antigua de Nubia se puede decir que comienza alrededor del año 5000 a.C. Se divide en seis períodos:

 

  • Desde el 5000 al 2900 a.C.
  • Desde el 2900 al 2400 a.C.
  • Desde el 2400 al 1600 a.C.
  • Desde el 1600 al 300 a.C.
  • Desde el 300 a.C. al 300 d.C.
  • Desde el 300 al 600 d.C.

Nubia, una región fértil entre dos desiertos, estuvo expuesta a diferentes invasores. Desde occidente llegaban las tribus nómadas de Beja, quienes a menudo emigraban en busca de campos de cultivo.

La tribu Temehu —más tarde conocida como Tehen—, procedente de Libia, se mantuvo al oeste de Nubia y realizó constantes ataques.

Desde el sur, varias tribus negroides intentaron y consiguieron pasar hasta la segunda catarata hacia el año 3500 a.C., aunque en número no considerable.

Durante la cuarta dinastía, el rey Snefru envió una expedición al interior de Nubia; pero más tarde, ante el acoso de los pobladores locales, Egipto perdió el mando de la región.

Recién lo recuperó durante la XI dinastía y lo consolidó en la XVIII, cuando el dominio egipcio se extendió hasta Kurgus, al sur de la ruta caravanera que iba desde Korosko hasta Abu Hamed.

Esta invasión egipcia llegó hasta Napata (capital de la Alta Nubia). Hacia el 300 a.C., empezaron las disputas entre Napata y Meroe, que fue nombrada nueva capital.

La posterior dominación ptolemaica en Nubia comprendió importantes ciudades como Debod, Gerf Hussein, El Dakka, Kurti y El Maharraka, aunque solo se extendió 110 km desde Asuán.

Después de los ptolomeos llegaron los romanos, quienes bajo los gobiernos de Augusto, Aclius Galius, Petronius y otros, se hicieron con el control de Nubia y saquearon los templos.

El cristianismo no entró hasta mediados del siglo VI. Durante este período, el reino de Nubia estuvo formado en la provincia de Dongola. Marcorius, uno de los reyes de esta provincia, construyó la iglesia de Taffah (Tephis), 42 km al sur de la primera catarata.

El islam empezó a hacerse fuerte en el sur. Los cristianos se replegaron y buscaron refugio en Etiopía, concretamente en el año 1373, cuando un miembro de la familia de Salah El Din atravesó Nubia a la cabeza de un ejército, confiscó tierras y obligó a los cristianos a pagar altos impuestos.

A partir del siglo XV, la Baja Nubia pasó a formar parte del territorio egipcio y todos sus habitantes fueron convertidos al islam.

En el siglo XIX, los mamelucos se refugiaron en Nubia, pero Ibrahim Pasha les persiguió y forzó a los supervivientes a establecerse en el sur de Dongola.

 

Nubia y la construcción de la presa de Asuán

Durante mucho tiempo, Nubia fue la principal ruta comercial entre Egipto y el África subsahariana.

Por ella pasaba la mayor parte de las materias primas: piedra, oro, maderas, especias, marfil, ébano; incluso fue testigo del tráfico de pigmeos.

Sin embargo, el nombre de Nubia no se empezó a conocer mundialmente hasta principios del siglo XX, cuando se decidió la construcción de la primera presa y se supo que la subida de las aguas iba a perjudicar algunas zonas arqueológicas.

Se hicieron excavaciones y trabajos preventivos, pero recién en 1954, el Ministerio de Antigüedades puso especial atención en la necesidad de estudiar las antigüedades de Nubia, y es que la construcción de la Alta Presa era inminente: la segunda presa de Asuán.

Expertos egipcios fueron mandados a esta zona para dibujar y definir los lugares que se verían afectados por la subida de las aguas.

Más tarde se creó, con la ayuda de la UNESCO, el Centro de Documentación y Estudios para el Egipto Antiguo, que empezó con el registro de los templos de Abú Simbel. Más de 30 países aportaron su ayuda.

España participó en la zona cercana a Faras. La Universidad de Milán lo hizo en los alrededores de Maharraka. El Instituto Germano se concentró en Amada. El Servicio de Antigüedades egipcias reabrió las excavaciones de las tumbas de Qustul en 1958 y algunas de El Balliana en 1959. La Universidad de Alejandría empezó sus trabajos en Gabal El Adda, y la misión polaca, en Faras, realizando uno de los mejores descubrimientos: una iglesia cristiana con fabulosos iconos.

El 8 de marzo de 1960, el Dr. V. Veronese, director general de la UNESCO, efectuó un clamoroso llamamiento en la apertura de la Campaña Internacional para salvaguardar los monumentos de Nubia.

Los mensajes del rey Gustavo Adolfo VI de Suecia y el presidente Gamal Abd El Nasser, entre otros, justificaron la confianza en el valor de la cooperación humana.

Todos estos discursos dieron paso al mayor proyecto técnico jamás realizado bajo la mano del hombre. Se excavó palmo a palmo toda Nubia, que pasó a ser la zona arqueológica mejor estudiada del mundo. Se trasladaron pieza a pieza los templos.

Pero las tareas no solo consistieron en rescatar monumentos. También fue necesario salvar y buscar nuevas tierras a los habitantes de la zona.

Algunos ya se habían marchado antes, con la construcción de la primera presa. Hoy, la mayor parte de esta gente se halla concentrada entre las ciudades de Edfu y Kom Ombo.