Para los antiguos egipcios, Abduera el lugar más sagrado de la tierra. Poco después los autores clásicos le darían el nombre de Abidos. 

Tal vez se trate de la ciudad más antigua del Valle del Nilo; fue concebida para el entierro de Osiris, el benéfico Rey-Dios de los muertos y la resurrección.

Todos los egipcios estaban obligados a realizar una peregrinación a Abidos una vez en su vida. Muestra de este gran fervor hacia Osiris se manifiesta en la construcción, durante la XIX dinastía, de dos impresionantes templos: el templo deSeti Iy el deRamsés II.

Son las dos grandes visitas que hacer en Abidos.

Muchos peregrinos llegaban en barca, a lo largo de un canal que comunicaba la ciudad sagrada con el Nilo. Hoy poco queda de él.

Circundante a los templos, exactamente en el corte que los separa del desierto, yacen las majestuosas piedras de un palacio y las ruinas de las viviendas más modestas de los pobres.

Hoy Abidos está conformado por tres aldeas pequeñas: Arabah El Madfuna, Ghabat (en el sur) El Kirbeh, antigua Beni Mansour.

El Templo de Seti

El principal templo de Abidos es el de Seti. Fue construido por el rey Seti I, pero la decoración de los pilares, patios y algunas partes del interior quedó en manos de su hijo Ramsés II.

Según una inscripción, Seti I levantó el templo para cumplir una orden del oráculo.

El recinto está comprendido dentro de una amplia superficie cercada por muros altos. Estos presentan una ligera inclinación de oeste a este y una parte ha sido artificialmente nivelada.

El área sagrada estaba protegida por una pared alta e impresionante de ladrillos de barro (adobe), algunos de los cuales llevaban impreso el nombre del rey Seti I.

De lo que fue el primer pilono, primer patio, segundo pilono y segundo patio no ha quedado nada.

En el lado sur de la fachada se ve a Ramsés II en presencia de Osiris, Isis y su difunto padre, Seti I. Al lado, una larga inscripción narra su visita a Abidos durante el primer año de su reinado. El faraón aparece dando las órdenes para que finalicen las obras de los monumentos que su padre dejó inacabadas mientras dice:         

«Yo les inscribí con el nombre de mi padre,
y con mi propio gran nombre,
porque el hijo es como el padre».

Para conocer el interior del templo sigue leyendo. O bien revisa qué otros lugares conocer de Sohag.

La primera sala hipóstila

Se encuentra nada más atravesar el pórtico central. Está decorado con escenas que representan al rey adorando al Dios. Mide alrededor de 60 metros de norte a sur y 14 metros de este a oeste.

Toda la decoración estuvo a cargo de Ramsés II. Las escenas más importantes se encuentran en la pared norte.

Los relieves de la pared este muestran la construcción del templo. Nada más entrar en la sala, entre dos columnas del pasillo central, se ve uno de los relieves más misteriosos que se conocen. Se trata de algo parecido a la figura de un helicóptero, un tanque, un avión o un platillo volante.

De qué puede tratarse, es una de las grandes dudas que encierra este templo.

La segunda sala hipóstila

Esta sala está construida en un desnivel. Al techo lo soportan 36 columnas que conducen, al igual que en la primera sala hipóstila, a los santuarios del templo.

Las 24 columnas de la parte este tienen forma papiriforme, pero las 12 restantes, sobre la plataforma, tienen fustes abiertos en vez de capiteles.

La decoración se terminó durante el reinado de Seti I. Es interesante comparar los refinados relieves de esta sala con las toscas decoraciones de la época de Ramsés II.

Los santuarios

Los siete santuarios hacen que este templo sea diferente de todos los restantes de Egipto. Comenzando por la parte norte, fueron dedicados a Horus, Isis, Osiris, Amón-Ra, Harajti y Ptah. 

Las tres primeras deidades eran los principales dioses de Abidos, mientras que las otras tres lo eran de las ciudades de Tebas, Heliópolis y Menfis.

El séptimo santuario se hizo en conmemoración del propio rey Seti I, y se caracteriza por su discreta decoración. En el centro de las paredes, entre las puertas de los santuarios, hay unos pequeños nichos para ofrendas.

Durante los días de fiesta, se cerraba el lugar mediante una doble puerta de madera de cedro y se exponían los modelos dorados de las barcas sagradas de los dioses.

En las paredes del santuario de Seti se observan los eventos religiosos que celebraban. Por lo general, quemaban incienso y adornaban con joyas las estatuas de los dioses.

En su origen, los siete santuarios tenían el techo abovedado y estaban decorados con estrellas, buitres y los cartuchos del rey Seti I.

La sala de Osiris

Mide 12 metros de largo por 10 metros de ancho. Algunas de las inscripciones de las columnas nos recuerdan que esta parte del edificio fue levantada sobre la zona más antigua de las ruinas del templo de Osiris.

La decoración de las paredes conserva los colores originales, aunque algunas de las caras y manos de las figuras han sido desfiguradas por los primeros cristianos. Las escenas representan las diferentes formas del dios y emblemas relacionados con su culto.

En el lado norte de la sala hay tres santuarios dedicados a Horus, Osiris e Isis.

La decoración presenta un excelente estado de conservación y permite admirar los colores y el arte refinado que caracterizan a este templo.

La pequeña sala de Osiris

Del lado sur de la sala anterior sale una rampa que baja a una pequeña sala de 10 por 9,70 metros, consagrada al culto de Osiris.

El techo está soportado por cuatro columnas. La parte superior de las paredes fue destruida pero se restauró.

Pueden apreciarse cinco nichos destinados a la colocación de estatuas y una piedra antecediéndolos, que servía para dejar las ofrendas.

La sala de Sóker

El ala sur del templo de Seti comprende la sala de Sóker, el corredor de los reyes, el corredor oeste, la sala de las barcas, el patio del sacrificio, tres habitaciones para la administración de los propósitos y cinco habitaciones sobre el nivel más alto.

La entrada a la sala de Sóker se encuentra al sur de la segunda sala hipóstila; mide 16,30 metros de largo por 8,30 metros de ancho.

En el lado oeste hay dos santuarios con los techos abovedados dedicados a Sóker-Osiris y Nefer-Tem.

En el proyecto original, esta cámara era más larga y contaba con dos hileras de columnas y tres santuarios, pero por alguna razón, el rey Seti I modificó el plan y construyó una pared entre la hilera y la pared sur.

La sala fue dedicada exclusivamente a Sóker, el dios de los muertos de Menfis.

El corredor de los reyes

Al este de la puerta de la sala de Sóker, otra puerta da acceso a un corredor de 28,40 metros de longitud por 2,70 metros de ancho. Se trata del famoso «corredor de los reyes», que ha recibido este nombre porque en su pared oeste hay una lista con los nombres de los reyes más importantes de Egipto, desde la primera dinastía hasta Seti I.

Aparte de esto, hay que destacar el resto de la decoración, donde puede verse al joven príncipe Ramsés (quien más tarde reinaría como Ramsés II), representado como un niño de diez años de edad que asiste con su padre a varias ceremonias religiosas.

El corredor oeste

Al sur de la famosa lista de los reyes, se abre una nueva puerta en la pared oeste del corredor. Es interesante resaltar una inscripción que dice: «Todo aquel que entra en el templo deberá estar puro».

La decoración de este corredor fue comenzada por Seti I y terminada por Ramsés II, que sustituyó su propio nombre por el de su padre.

La sala de las barcas

Mide unos 16 metros de longitud por 11 metros de ancho. El techo está soportado por seis columnas sin capitel.

Este era el lugar en el que se almacenaban las barcas sagradas cuando no había ninguna celebración religiosa.

En la esquina sureste, unas escaleras conducen a la parte superior del templo.

El patio del sacrificio

Al final del corredor de los reyes, en el lado sur, se oculta el patio donde sacrificaban a los animales.

Las habitaciones para la administración

En la esquina suroeste del templo existen cuatro habitaciones que conducen a una sala central, en parte decorada por el rey Menephtah, hijo y sucesor de Ramsés II.

Las cuatro habitaciones, en tanto, fueron decoradas y pintadas por Seti I, con representaciones de arcas probablemente utilizadas para guardar libros o documentos.

Las habitaciones ocultas

En la esquina noroeste del templo, al lado de las paredes de los tres santuarios y al norte de la de Osiris, hay dos habitaciones. Una de estas está situada un poco más alta que la otra; mide 10,60 metros de largo por 6,38 metros de ancho.

La sala de las recepciones

Era el lugar donde el rey y sus representantes recibían a los dignatarios de distrito los días de fiesta.

Tiene unas dimensiones de 13,50 metros por 16 metros. Todo indica que en este espacio se instaló el trono del rey. Cuatro recámaras salen de esta sala, dos al este y dos al oeste.

En la pared sur, a ambos lados del trono, se abren dos largos corredores de 39 metros de longitud. Conducen a veinte recámaras, diez al este y diez al oeste.

También hay unos túneles que tienen alrededor de 38 metros de largo, mientras la anchura varía entre 6 y 3,50 metros.

Estos edificios fueron excavados en 1954-55 por Mr. Edward Ghazouli, quien estuvo como inspector jefe de las antigüedades en el Egipto Medio.

El Osireion

Al oeste del templo de Seti I y a unos 18 metros por debajo del nivel de sus pavimentos está el famoso Osireion, más conocido como el cenotafio (monumento funerario que no contiene el cadáver) de Seti I.

Es uno de los pocos monumentos del país del que todavía no se sabe cuándo ni por qué se construyó.

El pasillo largo de entrada fue descubierto por Miss Margaret Murray en 1903; sin embargo no fue excavado hasta 1911, cuando NavilleyFrankfort se encargaron del trabajo  bajo los auspicios de la Sociedad Egipcia de Exploración.

Se piensa que Seti I construyó este cenotafio para él mismo, pero el estilo de la arquitectura y otras razones dan que pensar.

Detrás del Osireion empieza la gran explanada desértica de la gran necrópolis de Abidos. Allí se esparcen infinidad de templos y otras construcciones.

Para llegar, es aconsejable un coche todoterreno y la ayuda de un guía nativo, debido a que las distancias entre los monumentos son considerables.

Contacta con mi equipo para que te llevemos a esta y otras aventuras por Egipto.

Estos son los monumentos más visitados en la explanada:

  • Los templos de Ramsés I y Ramsés II (al noroeste del templo de Seti I)
  • Kom El Sultán (a 1,5 km en el interior del desierto)
  • Shunet El Zebib (detrás de Kom El Sultán)
  • La mastaba de Zoser en Beit Khallaf (unos 15 km al norte de Abidos, sin nada interesante que ofrecer).

Si retomas la carretera general que bordea el Nilo, llegas tras 38 km al pueblo de Nag Hammady, conocido por una gran fábrica de aluminio y otra de azúcar de caña.

También aquí, un poco antes del pueblo, se construyó en 1930 una presa para regular el regadío de la provincia.

La sala central

En los meses de invierno, la parte central (una gran isla de arenisca) queda bajo el agua. Pero pueden apreciarse los diez pilares monolíticos de granito rojo, que soportaban el techo abovedado.

 En las paredes norte y sur de la sala se distribuyen pequeñas celdas cuadradas, originalmente cerradas por puertas de madera.

¿Te animas a entrar? Podrás  observar una escena en la que se representó a la diosa del cielo, Nut, doblada encima de la tierra mientras el sol viaja a lo largo de su cuerpo.

La superficie de la pared este, de arenisca, contiene relieves de Menephtah (nieto de Seti I).

Por último, la pared oeste contiene dos celdas. Una puerta con una rampa lleva hasta un vestíbulo, decorado con imágenes del rey Menephtah en medio de ofrendas a Osiris y escenas y textos del «Libro de los Muertos».

El vestíbulo sirve de preámbulo a un largo pasillo y a un pasadizo.

El pasadizo

Este estrecho pasadizo se hizo primero de piedra, pero en una restauración a cargo de Seti I, el techo abovedado se cubrió con ladrillos de barro.

Las paredes estaban decoradas en color con los textos e ilustraciones de dos trabajos funerarios, que fueron muy populares durante el Imperio Nuevo. Estos son conocidos como el «Libro de las Puertas» y el «Libro de lo que hay en el más allá». 

Ambos describen el viaje del dios Sol durante la noche, a través del «Más allá y el Reino de los Muertos». 

Los libros se dividen en doce partes; cada una representa una hora de la noche.

El Templo de Ramsés I

Hasta aquí el templo de Seti; pero hay más templos en Abidos para visitar.

El templo de Ramsés I se halla al noroeste de aquel, a la sombra de un palmeral. Fue construido por Seti I o por su padre, Ramsés I, en honor a Osiris.

Por desgracia, los primeros que lo descubrieron fueron unos excavadores clandestinos que robaron y vendieron a comerciantes de antigüedades los relieves más bonitos.

El resto de las esculturas fue a parar al Metropolitan Museum de Nueva York. Una estela ha sido guardada, por seguridad, en la primera sala del templo de Seti I.

El Templo de Ramsés II

Se localiza muy cerca del templo de Seti I, justo al borde del desierto. Fue construido por el propio Ramsés II.

El primer pilono y el primer patio están ahora en ruinas, pero puedes visitar un pequeño pabellón con pilares rectangulares de arenisca, y un poco más lejos, unos cuantos vestigios de bloques de las recámaras del templo.

Si prestas atención a la pared este, en la torre norte del pilono, verás una escena en la que Ramsés ofrece una imagen de Maat a Osiris. 

Al igual que en el templo de Abú Simbel, los relieves más característicos de las paredes representan la «Batalla de Qadesh», que tuvo lugar entre las fuerzas del Imperio Nuevo de Egipto, gobernado por Ramsés II, y el Imperio hitita.

El segundo patio

Una columnata soportada por pilares rectangulares de arenisca rodeaba los lados norte, sur y este de la sala. Cada lado estaba flanqueado por una estatua de Ramsés con la forma del dios Osiris.

El vestíbulo

En el lado oeste del templo se oculta un vestíbulo que da acceso a unas escaleras.

Dieciséis pilares rectangulares soportan el techo. Una magnífica puerta de granito negro, esculpida y pulida, atraviesa el centro de la pared oeste y conduce a la primera sala hipóstila.

La primera sala hipóstila

Su techo descansaba sobre ocho pilares rectangulares de arenisca. Por desgracia, la parte superior de las paredes quedó destruida, pero en la parte inferior se conservan unas figuras brillantes y coloreadas que representan al dios Nilo.

Por la puerta de la pared oeste se accede a la segunda sala hipóstila.

La segunda sala hipóstila

Al igual que en la anterior, ocho pilares soportaban el techo. Una puerta, al norte de la pared oeste, lleva hasta una capilla en apariencia dedicada a Amón-Ra: en los relieves de las paredes norte y sur se representó el barco sagrado del dios.

Otra puerta, esta vez en el centro de la pared oeste, conduce al santuario.

El santuario

Cuando se construyó, debió ser uno de los santuarios más bellos de Egipto. El techo era de granito rojo, la parte superior de las paredes de alabastro, y la parte inferior de arenisca roja.

Junto a la pared sur (semiderruida) se puede ver un grupo de estatuas restauradas de granito negro. Representan, de izquierda a derecha, a Ramsés II, Horus, Isis y Seti I.