El templo de Esna queda a unos 200 metros de la orilla del río Nilo y 9 metros por debajo del nivel de la calle actual. Este desnivel se debe a la acumulación de escombros durante casi 2000 años.

El templo está consagrado principalmente a Khnum (el dios alfarero con cabeza de carnero), aunque Netih (diosa de la guerra y la caza) y Heka (un dios niño de poderes mágicos) también fueron divinidades adoradas.

Hoy solo se conserva una sala hipóstila, que con 33 metros por 16,5 metros es la mayor del período tardío que aún perdura completa.

Está decorada, tanto por dentro como por fuera, con relieves de los siglos I y III d.C. En el muro exterior destacan las escenas donde aparecen Ptolomeo VI Filometor y Ptolomeo VIII Evergetes II. 

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La sala contiene 24 columnas de 13,30 metros de altura y una decoración donde se detallan las fiestas del año sagrado en Esna.

Las puertas laterales, entrada habitual de los sacerdotes, llevan unas grandes inscripciones con textos mitológicos. En el techo se aprecian elementos de astrología y astronomía mística, así como un calendario donde se enumeran las fiestas características del templo.

Hay que decir que los arqueólogos se enfrentan a un grave problema en la zona: los lugares contiguos al templo están habitados y no pueden seguir los trabajos de excavación.