Toda la zona que se extiende entre el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas está salpicada de varias necrópolis: Dra Abu El Nagga, El Joja, El Assasif, Deir El Bahari, Qurnet Murai, Deir El Medina y Sheij Abd El Qurna.

Entre todas abarcan más de 500 tumbas, de las que solo unas pocas están abiertas al público.

Justo detrás del templo de Ramsés II hay una colina cubierta de casas; se trata del pueblo de Sheij Abd El Gurna. 

Entre las viviendas se esparcen las tumbas de los nobles del Imperio Nuevo que eligieron esta colina como lugar de enterramiento.

Al igual que los faraones, decidieron enterrarse en lugares inalcanzables para los ladrones. Por eso excavaron sus tumbas aquí, y hallarlas se vuelve una tarea difícil en medio de tantas casas y recovecos.

Pero vale la pena acercarse a ver las paredes de las tumbas, decoradas con pinturas que narran cómo era la vida cotidiana de estos nobles.

¿Qué tumbas de los nobles visitar?

La Tumba de Menna

Menna fue escriba y registró todos los bienes en el Alto y Bajo Egipto en tiempos de Tutmosis IV.

La tumba está decorada con diferentes escenas, pero el motivo principal fue el trabajo que ejerció como escriba.

En una de las escenas se puede ver una barca de papiro transitando un pantano; se trata de un día de caza.

En otra, podemos observar cómo escribas y ayudantes miden un campo de cereales para la recaudación de los impuestos.

También es interesante ver a los animales pasar por el grano durante la trilla. Solo se cortaba la parte superior de las espigas del trigo para evitar daños en las valiosas fibras de los tallos.

La Tumba de Rejmire

Rejmire fue visir bajo el reinado de Tutmosis III y Amenofis IV. Entre las pinturas más interesantes puedo señalar la de un jardín con un estanque por donde se pasea el difunto, o escenas de fiestas típicas en las que participan bailarinas y tañideras. El arpa, el laúd y la flauta eran instrumentos muy preciados.

La Tumba de Najt

Najt fue astrónomo del templo del dios Amón, y al igual que Menna, escriba real en el reinado de Tutmosis IV y Amenofis III (entre 1401 y 1353 a.C).

Los colores de la decoración de la tumba, usados sobre paredes recubiertas de una fina capa de barro y yeso, están notablemente bien conservados.

Su decoración nos muestra, como la de casi todas las tumbas de los nobles, escenas de la vida agrícola y del mundo animal. También refleja el lujo de aquella época y la belleza femenina.

Una de las escenas más importantes reproduce minuciosamente el proceso de elaboración de los alimentos. Unos hombres pisan la uva en una prensa y para no caerse se agarran a unas sogas que cuelgan sobre ellos. El mosto cae en un recipiente y otra persona lo cambia de vasija.

Otra escena importante muestra a tres mujeres que animan con música un banquete. Tocan, de derecha a izquierda, el arpa con forma de barco, el laúd y el doble oboe.

Y añadiría una escena en la que aparece una joven sirvienta, desnuda, atendiendo a tres invitadas, tal vez colocándoles los pendientes para o durante el banquete.

La Tumba de Sennefer

Se encuentra en la parte alta de la ladera, un poco más arriba que la de Rejmire. La tumba perteneció a un jefe del distrito sur, administrador de los graneros de los arreses de Amón, durante la época de Amenofis II. 

Este personaje, a juzgar por la obra, pudo permitirse el lujo de un entierro majestuoso y muy costoso. Es una de las tumbas más bonitas de la zona.

También es llamada tumba de las hojas de parra o de las viñas, a causa del techo, adornado con hojas de parra y racimos de uva negra.

Para entrar en el interior se baja por unas escaleras talladas en piedra, muy empinadas y en forma de caracol.

Otra escena muestra a un sacerdote funerario que viste la piel de pantera y se prepara para la purificación del difunto.

La Tumba de Jaemet

Excavada en lo alto de la colina, perteneció a un escriba real e inspector de graneros del Alto Egipto. Algunas escenas representan la celebración de un festejo o acontecimiento solemne.

La Tumba de Userhat (n° 56)

Fue escriba real durante el reinado de Amenofis II. Uno de los temas más destacados de su tumba es la caza entre papiros y, en especial, en el desierto. La mayoría de las escenas denota su fortaleza física, su valor, y la recogida de alimentos como preparativo para el más allá.

La Tumba de Userhat

No confundas esta tumba con la nº 56 de Userhat, el escriba real. Este también era llamado Neferhabef, Primer Profeta del ka real de Tutmosis I.

Es una de las tumbas más bonitas y destaca por algunas representaciones en vivos colores del propietario, su esposa y su madre.

La Tumba de Ramose

Ramose abandonó la construcción de la tumba cuando el faraón Amenofis IV trasladó la capital de Amón a la de Aketatón, en Tell El Amarna.

Fue visir y gobernador durante los reinados de Amenofis III y IV.

Aunque su tumba es la más recomendada por la gente de la zona, en realidad lo único destacable son sus relieves (completamente restaurados).

 Entre estos destaca el de unos nobles invitados a un banquete celebrado por Ramose; uno de estos lleva un ramo de flores, y el otro una cinta de tela doblada.

También son dignas de mención las imágenes que representan el cortejo fúnebre, donde aparecen hombres llevando el mobiliario del muerto: el flabelo, la piel de pantera, ánforas de vino, etc. Liderando el cortejo, las plañideras se cubren de tierra la cabeza en señal de duelo y el criado que las precede lleva los instrumentos del rito.

El techo de toda la parte delantera ha sido enteramente reconstruido. Por cierto, solo se puede visitar esta parte, dado que la posterior corre peligro de derrumbamiento.

En el lado izquierdo, justo en el rincón, verás un agujero oscuro: no contiene nada y no está iluminado, por lo que bajar es peligroso y no conviene arriesgarse.

En una de las pinturas se muestra cómo eran preparados los objetos en el interior de la tumba. En otra, a las plañideras recibiendo con lágrimas la llegada del cortejo fúnebre.

La Tumba de Jonsu

También llamado To; fue el primer profeta de Menjeperre-Tutmosis III. En su tumba se aprecian bonitas escenas de la fiesta del dios Montu. De estas destaca una en la que aparece Jonsu como sacerdote, mientras su hermano derrama incienso y hace ofrendas a la barca de Montu.

Benia

Se halla un poco más arriba de la de Ramose. Su propietario también era conocido como Pahekmen y fue un funcionario que vivió durante la XVIII dinastía.

Merece la pena la última capilla, adornada con escenas del cortejo fúnebre ante la diosa de occidente. El contexto de estas escenas es la peregrinación a Abidos.

El nicho del fondo alberga las estatuas de Benia, situado entre Tirukak, su madre (a la derecha), y su padre Irtonena (a la izquierda).

Otras tumbas que también puedes visitar son las de los nobles Har-Mohep, Nep-Amón y Nefer-Hotep.

Examina la guía de Lúxor para descubrir muchos más lugares.