Al sur de la aldea de Ibrim (antigua Primis), había tres elevaciones, hoy ocultas bajo las aguas del lago Nasser. La más alta estaba coronada por la célebre fortaleza de Qasr Ibrim (el castillo de Ibrim), trasladada muy cerca de su emplazamiento original.

Debido a su privilegiada ubicación, fue uno de los puntos más estratégicos de Nubia. Contiene restos de monumentos faraónicos.

Una buena parte de la fortaleza fue construida bajo el mando romano de Cayo Petronio. También intervinieron los mercenarios de Bosniac, enviados por el Sultán Selim I después de conquistar Nubia.

En el acantilado de la fortaleza destacaban unas cuantas capillas excavadas en la roca, obra de los hijos reales, gobernadores de Nubia en las dinastías XVIII y XIX.

Durante la campaña de salvamento de los monumentos de Nubia, los relieves fueron cortados y llevados al nuevo emplazamiento de El Sebua.

Se trataba de varias capillas:

  • La primera se excavó en la época de Tutmosis III; fue obra de Nehi.
  • En la segunda está representado Setaw con su familia.
  • La tercera perteneció al corregente de Tutmosis III y a la reina Hatshepsut, cuyo nombre fue borrado de todos los grabados.
  • La cuarta capilla era la más interesante. Data de la época de Amenofis II y fue construida por Wesersatet. Sobre la pared derecha hay dos oficiales llevándole al rey varias ofrendas, incluyendo piel de pantera. A la izquierda, el rey está frente a varios dioses.
  • La quinta capilla no tiene inscripciones.