Es fácil de localizar el templo de Lúxor porque queda en el centro de la ciudad, junto a la Corniche (el paseo marítimo). 

Fue construido casi en su totalidad por dos faraones: Amenofis III, quien se encargó de la parte interior, y Ramsés II, que lo hizo de la parte exterior.

Aparte de estos dos faraones, hubo otros que completaron el templo e introdujeron pequeños cambios en algunas de las estructuras y relieves, como fue el caso de Tutankamón, Horemheb y Alejandro Magno.

Al bajar la rampa de entrada, podrás ver a la izquierda de la explanada una gran avenida de esfinges con cabeza humana. Fue construida por Nectanebo I y comunicaba los templos de Lúxor y Karnak.

Al principio de la avenida, en el lado izquierdo, se hallan dos capillas, prácticamente destruidas, dedicadas a los dioses Serapis y Hathor.

Pero sin ninguna duda, lo que más te asombrará serán las dos inmensas estatuas negras de Ramsés II que presiden la entrada del templo.

El otro gran distintivo del templo de Lúxor es un obelisco de 25 metros de altura de granito rojo, sobre una base cuadrada de 2,51 metros de lado. Justo al lado había un obelisco gemelo, pero Mohammad Ali, a cambio del reloj de la Ciudadela de El Cairo, lo regaló a Francia en 1835 y actualmente preside la Plaza de la Concordia de París.

Los relieves de la fachada del templo relatan la famosa batalla de Ramsés II en Qadesh (Siria) contra los hititas, en el año 1285 a.C.

Nada más cruzar la puerta de entrada (pilono), te recibirán las 74 columnas en forma de papiro, colocadas en doble hilera, que rodean el primer patio. A la derecha, las columnas dan paso a un santuario dividido en tres capillas dedicadas a los dioses Amón (centro), Mut (izquierda) y Jonsu (derecha).

Un poco más adelante se levanta una mezquita del siglo XIII, construida por el jeque Abu el Haggag.

Sigue caminando. Al final del patio, con 7 columnas a cada lado, aparecen dos colosos de Ramsés II junto con la reina Nefertari, al lado de la pierna derecha del faraón.

Los relieves de los muros que hay detrás de la columnata fueron encargados por Tutankamón y Horemheb. En ellos se describe la «Fiesta de Opet».

La belleza artística se evidencia a cada paso. A continuación se encuentra el gran patio de Amenhotep III, rodeado por una doble columnata con forma de pétalos de papiro cerradas.

En este patio, a finales de 1989, se descubrieron varias estatuas de granito en un excepcional estado de conservación. Estas representan a varios dioses y faraones; ahora se exponen en una sala del museo de Lúxor.

Una vez traspasado el patio, llegas a la sala hipóstila, formada por cuatro hileras de ocho columnas del mismo estilo que las anteriores.

La última parte del templo está dividida en cuatro antecámaras con habitaciones auxiliares. A continuación aparece un santuario romano, seguido de la estancia del Nacimiento, cuyos relieves describen el «Nacimiento Divino» de Amenofis III.

Puedes proseguir hasta el tercer santuario, construido por Alejandro Magno y más conocido como el Santuario de las Barcas.

Para finalizar la visita al templo de Lúxor, solo te falta entrar al Santuario de Amenofis III.

Tour en español por el templo de Lúxor

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