Colosos de Memnón es el primer lugar que te recomiendo visitar dado que está al lado de la carretera que empieza en la orilla del río desde el embarcadero.
Memnón era el hijo de Eos, la Aurora. Según la mitología griega, Memnón, muerto por Aquiles, revivía unos momentos cada día, gracias a las caricias de su madre.
Estos dos colosos son los únicos vestigios que quedan de lo que fue el templo de Amenofis III. Ambos se hallaban a los lados de la puerta del primer pilono.
Miden 16,6 metros de altura. Se tallaron en dos bloques de cuarcita traída desde las canteras de Gabal El Ahmar, cerca de la capital egipcia.
Según Estrabón, a consecuencia del terremoto del año 27 a.C., el coloso del lado norte quedó bastante afectado. Empezó a correr el rumor de que esta estatua hablaba; pero lo que en realidad se oía eran unos sonidos provocados por la dilatación de la piedra al cambiar su temperatura del frío de la noche a los primeros rayos del sol de la mañana.
Este ruido cesó cuando Séptimo Severo repuso el busto caído sobre la base del coloso, a finales del siglo II d.C.
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